Que los deberes extra-escolares es un momento de mal gusto añadido para los niños, es un hecho. Que es un quebradero de cabeza para los padres organizarlo y sincronizarlo con las demás actividades (deportivas, artísticas,…) también. Hay quienes tienen a diario una pelea con sus hijos por las tareas escolares y eso hace que su relación se haga muy tensa. El pan de cada día en muchas casas. Por qué no afianzar esas relaciones, aumentar la confianza, dar rienda suelta al cariño bajo el calor navideño que desprende el hogar, al menos en vacaciones.
Nos hemos topado con este artículo de Gema Lendoiro en el que nos cuenta cómo Mireia Long, cofundadora de la Pedagogía Blanca, es partidaria de que los niños disfruten de sus vacaciones. Esto no quiere decir que les dejamos jugar ilimitadamente a videojuegos, por supuesto este tiempo lo podremos aprovechar realizando actividades conjuntas, en familia potenciando valores que se olvidan en la rutina. El tiempo de juego, autoconocimiento y refuerzo de las relaciones afectivas con sus familias es un aprendizaje también, importantísimo. En las vacaciones navideñas podemos, además de dejar mucho tiempo para el juego libre, programar actividades de todo tipo: visitar museos, hacer juntos algún taller educativo al que permitan la asistencia de toda la familia, ir al campo o a alguna ciudad con bellos monumentos históricos, leer juntos un libro en voz alta, cocinar, hacer manualidades… son muchas cosas maravillosas que harán que los niños aprendan, disfruten y recuerden a sus padres como las personas cercanas.
Esto mismo nos lo cuentan en un anuncio de IKEA, en el que piden a 10 niños que escriban una carta a los Reyes Magos y otra a los padres, y en el que se ven las necesidades reales de los niños.
¿por qué motivo los profesores, casi de manera sistemática, ponen deberes a los niños?
Los maestros lo hacen por dos motivos, algunos porque sinceramente piensan que los alumnos olvidarán lo aprendido si no lo repiten continuamente o que van a perder, por un par de semanas, el hábito de estudio. Otros maestros, también es cierto, simplemente los ponen porque los padres o el colegio no se plantean otra cosa y los mandan casi forzados. También los propios padres piden deberes. Parece que hay una cierta conciencia colectiva de que si no les pone deberes a sus hijos el colegio no funciona bien. Mireia Long cree que esto es debido a que «les preocupa que sus hijos pierdan ritmo de estudio y se vean perjudicados, pero es una cuestión de costumbre, de mentalidad, y eso hay que cambiarlo dándoles confianza en que ellos ahora pueden aprovechar para enseñarles muchas cosas importantes también sobre el mundo, las empresas, la Naturaleza, los valores humanos y la importancia de las relaciones interpersonales».
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